
Este análisis va a ser directo y sin vueltas. ¿Cómo analizar una trama que empezó con una premisa interesante, que sumió al protagonista en un vórtice sin retorno... y terminó con un desenlace tan decepcionante? Todo el esfuerzo, todo el sacrificio... completamente en vano.
Así con este clima de decepción total, El PELADO Investiga, les presento: “El Juego del Calamar 3”
LA PÉRDIDA DEL PROTAGONISTA
Tenemos a un protagonista totalmente irreconocible. De héroe pasó a ser un pobre tipo lleno de culpa y dolor. Sus largos silencios solo hacían que quisiera adelantar el episodio. No encontraba su lugar en la historia.
Cargaba en su espalda la muerte de Jung-bae, su amigo y la de varios participantes tras la revuelta armada del final de la temporada 2. Quedó vencido, entregado al fracaso, sin reacción ni iniciativa. Toda su evolución de temporadas anteriores... “no sirvió de nada”. Un desperdicio total de personaje.
EL MEJOR PERSONAJE
El mejor personaje, sin dudas, de la temporada 2 y 3 es Hyun-Ju. Mujer transgénero, ex sargento de las fuerzas especiales surcoreanas, aparece por primera vez en la segunda temporada. Con una mezcla de valentía, liderazgo y estrategia militar, muestra una profunda compasión, especialmente por los marginados. A lo largo de la serie, evoluciona de participante con metas personales a líder e inspiración. Y sí, termina superando al protagonista. Nunca cambia su esencia: siempre firme, siempre dispuesta a proteger a quienes la rodean.
RESOLUCIONES SIN SENTIDO
Jugadora 222: valiente decisión de no seguir jugando por sufrir una herida en el pie. Su hija, nacida durante el juego, queda a cargo del jugador 456, o sea Gi-hun. Mientras tanto, el padre, el jugador 333, demostró ser un “inútil, egoísta y cobarde”.
Jugadora 149: desesperada, se suicida tras matar a su hijo, otro personaje totalmente inútil que no tendría que haber tenido 1 minuto en pantalla, muy mala construcción del mismo, su madre tuvo más ovarios en hacer lo que hizo.
En el último episodio, los jugadores que lograron sobrevivir —entre ellos Gi-hun, la bebé y otros personajes con una carga narrativa claramente perversa, cruel y despiadada— se encuentran sobre tres columnas elevadas con forma de círculo, triángulo y cuadrado. La mecánica es brutal: deben empujarse unos a otros desde esas torres, pero las muertes solo son válidas si, antes, se activa un botón ubicado en el suelo al inicio de cada ronda.
Los diálogos que siguen para decidir quién será el primero en caer me parecieron absurdos, forzados, con escenas largas y vacías que solo buscan rellenar. La tensión se diluye en una votación ridícula: ¿tiramos primero al jugador drogado, a Gi-hun o a la bebé? Y así, la serie nos hace perder el tiempo —literalmente— viendo cómo intentan tomar decisiones “democráticas” en un contexto donde la desesperación y la violencia ya no dejan margen para la moral ni el debate. No había nada que decidir... solo alargar lo inevitable.
Capitán Park, antagonista de esta temporada: increíble que NADIE en su barco, ni siquiera Hwang Jun-ho, el policía hermano del líder, noto que trabaja para los organizadores. ¡Las pistas eran obvias!
Los VIPS, impunes al final como siempre.
Gi-hun, el jugador 456, muere inútilmente ya que no evito que el juego siga funcionando, perdiendo la premisa y el objetivo central que tenía este personaje. Y sí, salvó a una bebé, pero había otras formas de lograrlo con un poco de imaginación narrativa.
Con un salto temporal de seis meses, se nos muestra que “El Líder” entra en secreto al departamento de su hermano menor —Hwang Jun-ho— y le deja dos cosas: la bebé y los Cuatro mil quinientos sesenta millones de wones del premio. ¿Para qué? No queda claro. ¿Será para que lo deje en paz y no lo persiga más? Es una posibilidad, aunque el gesto parece más una excusa narrativa que una resolución con sentido.
MINUTOS FINALES
En los últimos dos episodios parece que solo querían "cerrar" todo de cualquier forma. El final no fue ni sorprendente ni emocionante: “fue predecible, forzado y sin alma”. Un cierre que demuestra que, sinceramente, estas dos últimas temporadas no deberían haber existido.
El “Líder”, tras visitar a la hija de Gi-hun en Los Ángeles, le entrega una caja con el uniforme de su padre —que, sinceramente, no sabemos en qué momento logró recuperar, considerando que todo fue destruido por explosivos… pero mejor no entremos en detalles— junto a una tarjeta de crédito con el dinero que su padre ganó en la primera temporada.
El antagonista de la franquicia, se cruza en un callejón con algo que ya conoce demasiado bien: una partida de ddakji entre un indigente al borde del abismo y una mujer vestida de traje. Esta vez, la reclutadora tiene el rostro de Cate Blanchett. Un cameo breve pero suficiente para avivar rumores de un spin-off dirigido por David Fincher.
Una mirada entre ellos basta para confirmar que se conocen. Y mientras el hombre ruega por entrar al juego, queda en evidencia la cruel verdad: esto no terminó. Cambió el escenario, pero la maquinaria sigue en marcha. Siempre habrá desesperados… y siempre habrá alguien dispuesto a explotar esa desesperación.
¿QUÉ MENSAJE NOS DEJA?
La tercera temporada deja un mensaje claro y triste:
El mal triunfa siempre, no importa lo que hagas.
Los poderosos salen impunes.
Los sacrificios son en vano.
EPÍLOGO
“El Juego del Calamar 3” me decepcionó. Su historia es inconsistente, sus personajes se contradicen, y los cambios narrativos no suman nada. Terminar con la vida del protagonista de forma absurda fue la peor decisión, cuando todos esperábamos su reacción y que salve el día, denunciándolos con las pruebas que tenía a su favor con sobrevivientes en el juego y el teniendo el dinero para sostener todas las pruebas y las denuncias.
Mi calificación para “El Juego del Calamar 3" es: un 1 (uno). PELADO Investiga.
Ojalá sea la última vez que me siento a analizar esta franquicia. Fue un derroche de tiempo, creatividad y ganas. Hay tantas producciones buenas allá afuera, y yo acá, perdiéndolas por culpa de esto.
El PELADO Investiga